Nuestra infancia y nuestra relación con la comida.
Parte de lo que me motivó a querer entender más de los alimentos.
Para iniciar me gustaría preguntarte algo que me hizo caer mucho en cuenta acerca del gran reto que hoy tenemos como humanidad, con respecto a nuestra imagen y lugar de la comida en nuestra vida.
Por un momento piensa, ¿A quién o a qué recurres cuando buscas comodidad o relajación? ¿Buscas a tu par de pantuflas más suaves para sentirte mejor? ¿Quizás una taza de té caliente o mejor un plato de pasta? O ¿crees que desearías más un abrazo de un ser querido?
Los seres humanos estamos programados para buscar placer y satisfacción en forma de calor, refugio, amor, comida y agua. Y así es como casi todos, y también yo, podemos echar un vistazo a nuestra infancia y pensar cómo todo lo vivido, incide en la forma en que buscamos en el presente estos elementos.
Puedo apostar también que, la mayoría de ustedes, han recurrido muchas veces como me sucedió a mí, a la comida para calmarnos.
De pronto, esto comenzó a hacerse más común desde nuestros hogares cuando sin ninguna mala intención, se utilizaba el alimento como premio o cualquier forma de reconocimiento. Y sabemos que sí, la realidad es que la comida, casi siempre está presente en nuestros momentos más especiales.
En mi caso, esta fue una de las razones principales por las que comencé a buscar una manera de entender cómo funciona realmente la nutrición en mi cuerpo, qué pasaba con el azúcar, el gluten, los lácteos y todos estos temas realmente bastante sonados desde hace algunos años que yo recuerde desde mi adultez temprana en los 90’s. Así que una vez iniciado este camino realmente conseguí mucho más que eso.
Hoy, como Coach de Salud y Nutrición Integrativa del IIN (Integrative Nutrition Institute, NY), lo que he podido entender y lo cual transformó mi vida, es una visión totalmente diferente sobre lo que realmente es nuestra salud.
Lo que hago hoy en mi práctica diaria va más allá de explicar sobre los alimentos, es realmente educar y acompañar en la práctica a mis clientes para que logren ver la nutrición que recibimos de los alimentos como una fuente secundaria de energía.
Nuestra verdadera fuente de nutrición primaria y lo que realmente nos satisface es la emoción y el éxtasis de la vida cotidiana. Estos factores pueden alimentarnos más plenamente que cualquier alimento físico.
Me gustaría que miraras nuevamente ahora a tu infancia y recordarás cuando jugabas afuera con tus amigos, cómo te olvidabas de la hora de comer o cómo ya de adulto cuando has estado completamente enamorado y con un ser querido, todo se ha visto brillante y cálido, con colores vívidos y tu vida se ha sentido realmente llena de alegría, segura y animada, sólamente por esa conexión feliz que has experimentado. Has flotado en el aire y perfectamente podrías no comer en horas, la comida ha sido algo secundario e insignificante.
También podrías recordar un momento en el que has estado deprimido y en el fondo hambriento de alimentos primarios. Ninguna cantidad de comida secundaria ha podido satisfacerse. No importa cuánto comieras, nunca te sientes realmente satisfecho.
La necesidad de amor, poder o simple reconocimiento no se habría remediado con exceso de comida aunque por pequeños instantes sentiste que si, la sensación regresa.
Para nosotros, en Nutrición Integrativa estos alimentos primarios se clasifican en 4 áreas principales que luego pueden subdividirse a doce: Carrera, Relaciones, Actividad Física y Práctica Espiritual. Cuantos más alimentos primarios consumamos, menos dependeremos de los alimentos secundarios. Y por el contrario, cuanto más nos llenemos de alimentos secundarios, menos espacio dejaremos para los alimentos primarios (nuestra verdadera fuente de nutrición).
Con Cariño, esperando haber dejado con este artículo una reflexión objetiva en ti;
-Ely Pizano-
“TODO CUENTA” Recuérdalo Siempre.